- Es el segundo padecimiento más frecuente entre las personas que oscilan entre los 40 y 50 años de edad
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica, inflamatoria, deformante y progresiva, que se caracteriza por la inflamación de articulaciones y tejidos circundantes, causando dolor y entumecimiento; los daños son más comunes en dedos de manos y pies, sin embargo no es de extrañarse que también se presente molestia en las muñecas, los codos, hombros, caderas, rodillas y tobillos.
El doctor Jesús Alcántar Ramírez del Hospital General de Zona (HGZ) 194 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Delegación Estado de México Poniente, indicó que por cada hombre que se atiende por esta enfermedad, existen cuatro mujeres con la misma afección, representando el 30 por ciento de la consulta externa; convirtiéndose así en el segundo padecimiento más frecuente entre las personas entre 40 y 50 años de edad.
De no tratarse en el tiempo pertinente la afección puede trasladarse a cartílagos, huesos y ligamentos, provocando deformación y rigidez (contracturas), lo cual trae como consecuencia que el paciente tenga dificultad al momento de realizar un movimiento especialmente cuando se han tenido largo períodos de reposo.
Aunque se desconoce cuál es la causa por la que se presenta la enfermedad, se sabe que uno de los principales factores de riesgo para que se desarrolle es el genético, pero también existen otros, tales como: ser mayor de 35 años de edad y tener problemas de tabaquismo.
Al ser un padecimiento progresivo, la artritis no puede curarse sólo controlarse, por lo que la vida de una persona con este padecimiento no resulta nada fácil, ya que debe aprender a vivir permanentemente con dolor, por lo que todas las actividades que realizan van en torno a él; las personas que llegan a desarrollar la enfermedad presentan cierta incapacidad que puede durar de 10 a 15 años si no se trata en el tiempo adecuado, explica el especialista.
Por ello es que se recomienda que acuda con su médico familiar para que le brinde la atención adecuada; él mismo se encargará de diagnosticar y valorar la situación dependiendo de las condiciones de él o la paciente, para que pueda ser canalizado con el especialista en cuestión, y con ello se puedan prevenir situaciones que atenten contra su calidad de vida.