En México, cerca de 70 mil personas requieren de diálisis o hemodiálisis, procedimientos a los que se recurre debido a insuficiencia renal crónica, la cual en la mayoría de los casos es originada por diabetes, sobrepeso u obesidad, señaló el doctor Armando Ahued Ortega, titular de la Secretaría de Salud del Distrito Federal.
“Cada diálisis tiene un costo de 800 pesos y la hemodiálisis cuesta mil 500 pesos, y cada una está prescrita tres veces a la semana. Son gastos que no cubre el seguro popular, ya que de hacerlo se ocuparía el ciento por ciento del presupuesto; en unos años ninguna institución lo podrá sostener”, enfatizó el funcionario.
El funcionario lamentó que personas jóvenes necesiten cada vez más los tratamientos de diálisis y hemodiálisis; añadió que el Seguro Popular no cubre con los gastos de estos procedimientos. “No lo hemos podido meter y no lo podremos meter. Lamentablemente la demanda es mayor cada día. Obviamente, estamos destinando una parte del presupuesto y si seguimos así (con el aumento de procedimientos), el dinero no va a alcanzar para atender a tanto enfermo”.
Cómo se afectan los riñones
La principal función de los riñones es limpiar la sangre de toxinas, eliminar agua, secretar hormonas como la eritropeyetina (estimula la formación de glóbulos rojos) y la renina (regula los niveles de sal en el cuerpo), además de colaborar en la actividad de la vitamina D (se encarga de graduar los niveles de calcio y fosforo en la sangre).
Cuando estos órganos no funcionan adecuadamente se origina la llamada insuficiencia renal, para la cual la diabetes es la principal causa en México.
Como opción ante este problema existe la diálisis peritoneal, un proceso por el cual se extraen las toxinas que el riñón no elimina mediante el paso de líquido a la cavidad abdominal por medio de un catéter que el médico inserta en el abdomen haciendo una pequeña incisión. El siguiente paso es la colocación de una bolsa llena de solución que se alojará en el peritoneo (membrana que envuelve la mayor parte de los órganos del abdomen), que ayudará a simular las funciones de los riñones; una vez transcurrido el proceso de aproximadamente cuatro horas, el líquido se retira conectando una bolsa vacía y repitiendo el procedimiento.
Otra opción en el tratamiento de la insuficiencia renal es la hemodiálisis; en ésta se le coloca a la persona una fístula en el brazo o el cuello de manera permanente, y se conecta en la máquina de hemodiálisis por un tiempo aproximado de entre tres y cuatro horas en dos o tres sesiones a la semana (que pueden variar según la necesidad de cada paciente); en este tratamiento la sangre sale del cuerpo de la persona y pasa a la máquina para depurarla de las toxinas que se acumularon.
Una opción más para quien sufre insuficiencia renal es el trasplante, pero por falta de donadores es muy difícil realizarlo. Al respecto, el doctor Ahued Ortega señaló: “Ocho mil 114 individuos en el país están en espera de una donación de este órgano, de las cuales mil 684 son habitantes de la ciudad de México”.
El secretario refirió que en el mundo nueve millones de personas tienen padecimientos renales; aproximadamente 129 mil son mexicanos y de ellos casi 15 mil esperan una donación. “Se trata de un problema de salud pública en México, pues tan solo en diálisis y hemodiálisis el país gasta 70 mil millones de pesos en el año”.
No resulta raro que el paciente con diabetes no conozca su condición y deje avanzar los daños paulatinos en los riñones, que empezarán a manifestarse alrededor de los 10 años de evolución de la diabetes.
Es importante reiterar que el mal control de la glucosa en sangre influye negativamente en la evolución del daño renal, y que de haber hipertensión arterial y tabaquismo las posibilidades de pérdida de la función renal se elevan.
Ahora bien, la diabetes no lleva inexorablemente a acabar en insuficiencia renal; si el paciente cuida cada día su glucosa en sangre y asume su tratamiento con todas las indicaciones del médico, el daño renal se retrasará y/o posiblemente nunca se presentará.