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Hoy se sabe que la práctica regular de actividad física puede contribuir a la prevención del cáncer de colon y a evitar la manifestación de otras enfermedades y complicaciones asociadas con el sobrepeso y la obesidad, mientras que el sedentarismo supone un factor de riesgo para el desarrollo de este mal, así lo reconocen la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.
Estudios que se han llevado a cabo en América del Norte, Europa, Asia y Australia, compararon las tasas de cáncer en las personas con diferentes niveles de actividad física, demostrando que los hombres y mujeres activas registran una tasa menor de cáncer de colon en comparación con personas sedentarias.
A nivel mundial, la mortalidad por cáncer colorrectal durante el 2002 fue de más de medio millón de personas con una mezcla muy proporcional entre ambos géneros. Anteriormente los países desarrollados se consideraban los de mayor riesgo; hoy en día, las tasas de mortalidad se han incrementado en países en donde éste era más bajo, como en México.
De acuerdo con proyecciones realizadas en nuestro país, se pronostica que el número de casos de cáncer de colon crecerá a 54 personas diagnosticadas diariamente a finales de 2011, convirtiéndolo así en un problema de salud pública a nivel nacional. Desafortunadamente, su diagnóstico es complicado debido a su similitud con los síntomas de otras enfermedades; este tipo de cáncer se caracteriza por presentar pocos síntomas iniciales y en muchos casos puede diseminarse hacia otras partes del cuerpo antes de que sea detectado.
Los malos hábitos alimenticios, la obesidad, el tabaquismo, el consumo elevado de alcohol y la falta de ejercicio, siguen siendo factores de riesgo para adquirir esta enfermedad.
Por ello es importante recalcar que el ejercicio es una de las mejores pólizas de seguro para evitar el cáncer de colon, pues la actividad física aumenta la frecuencia de los movimientos del intestino y esto ayuda a eliminar las toxinas y los agentes cancerígenos los cuales son factores de riesgo; por otro lado, la disminución de grasa corporal y la insulina también son causas que contribuyen a disminuir la posibilidad de desarrollar este tipo de cáncer.
Ante las cifras tan alarmantes, es medular hacer un llamado a las autoridades para que en los programas de salud pública incluyan acciones y estrategias enfocadas a la prevención, detección y tratamientos oportunos para reducir las cifras de mortalidad por cáncer colorrectal.
Los esfuerzos de detección oportuna deben estar acompañados de terapias innovadoras que ayuden a detener la progresión de la enfermedad; entre las opciones existentes se encuentra la capecitabina, una quimioterapia oral que ha demostrado ser eficaz, segura y con efectos secundarios manejables con el beneficio de la comodidad por su vía de administración.
Otra alternativa de tratamiento son los medicamentos biológicos como bevacizumab (indicado para cáncer colorrectal en etapa avanzada o metastásico), con el que el paciente incrementa de manera importante su tiempo y calidad de vida.
Asimismo, es muy importante acudir con un especialista ya que son los profesionales de la salud quienes pueden emitir un diagnóstico certero, para recibir el tratamiento más adecuado.
