La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica
caracterizada por un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea, es
decir es la fuerza que ejerce la sangre en
las paredes de las arterias y venas. Cuando el corazón late la presión aumenta,
cuando se relaja entre un latido y otro, la presión disminuye.
Especialistas de nutrición y
dietética del Hospital General de Gineco Obstetricia No. 221 del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la Delegación Estado de México Poniente,
indican que el origen de
esta enfermedad puede ser hereditario o consecuencia del sobrepeso, la obesidad
y el sedentarismo. Se presenta con mayor incidencia en adultos, principalmente
a partir de los 35 a 40 años de edad.
La HTA se conoce como %u201Cla enfermedad silenciosa%u201D, ya que hasta un 40 por
ciento de quienes la padecen lo ignora. Si bien existen síntomas que alertan
sobre su presencia, como el zumbido de oídos, dolor de cabeza, mareo, náuseas,
hormigueo en las manos; en algunas ocasiones no existe síntoma alguno, incluso
si se trata de casos severos, indicaron los nutricionistas.
Puntualizaron que los niveles considerados normales
para el promedio de la población son de presión arterial sistólica (presión máxima) están
entre 120-129 mmHg) , y las de diastólica (presión mínima) entre 80 y 84 mmHg,
cifras mayores a estas pueden ser consideradas como hipertensión.
Algunas de las complicaciones de la hipertensión arterial son la ruptura de
arterias, daño al sistema circulatorio y por ende al corazón, daño renal,
propensión a la aparición de
infartos o hemorragias cerebrales que
pueden llegar a ser mortales.
Los nutricionistas del IMSS indicaron
que si la HTA afecta a las arterias de las piernas causa dolor al caminar, si
daña las arterias de la retina provoca alteraciones en la visión y en los
hombres puede ser causa de impotencia.
Agregaron que factores de riesgo que también pueden influir para tener
presión arterial elevada son el tabaquismo, el exceso de consumo en sal y
grasas, estrés, padecimientos cardiovasculares y renales.
Sin embargo, llevar una dieta adecuada que incluya alimentos como pescados,
frutas, verduras, alimentos con fibra, que contengan bajos niveles de sodio,
pueden ayudar a mejorar el estado de salud y evitar así complicaciones de esta
enfermedad.
Otros factores que ayudan son reducir el consumo de sal, tratar de mantener
el peso ideal de acuerdo a la talla y complexión, hacer ejercicio con
regularidad, caminar, nadar o trotar pueden ser buenas opciones, dormir lo
suficiente, evitar tensiones y preocupaciones además de evitar fumar.
Finalmente, mencionaron que lo más importante es realizar chequeos
periódicos de la presión, y acudir con el médico familiar quien realizará una
valoración del estado de salud y en su caso prescribirá el tratamiento
correspondiente.