Los diferentes usos del tabaco a lo largo de la historia,
han pasado de tener un fin espiritual y mágico, a formar parte de los intereses
meramente comerciales de la industria tabacalera. Esta situación, aunada a los
efectos del tabaco en la salud ha provocado que actualmente el consumo de
tabaco sea considerado a nivel mundial como la principal causa de enfermedad,
invalidez y muerte prematura. De acuerdo con datos de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), hoy en día alrededor de 1,200 millones de individuos en el
mundo son fumadores y de éstos 200 millones son mujeres.
La relación entre las mujeres y el consumo de tabaco ha
llegado a un grado que hasta hace algunas décadas era poco probable, debido al
rechazo social existente por muchos años hacia las fumadoras. Fue a partir de
1920 cuando las compañías tabacaleras visualizaron la importancia que el
mercado femenino representaba para la industria. Ese mismo año, la American
Tobaco Company inició una campaña publicitaria cuyo lema era %u201CPara mantener una
figura esbelta toma un Lucky Strike en vez de un caramelo%u201D, aprovechando el
deseo de las mujeres de ser delgadas. Por otro lado, la aparición de estrellas
famosas, atletas y figuras de la alta sociedad en anuncios de tabaco,
especialmente en la década de los años treinta fomentó la creación de
estereotipos alrededor del consumo de cigarrillos.
La Segunda Guerra Mundial marcó un hito importante en el
comportamiento de la mujer ante el tabaco y por ende en su consumo. Su
incorporación masiva al mercado laboral inició un proceso con miras a la
igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito social. Si bien antes de la
contienda el consumo de tabaco entre la población femenina era apenas
perceptible, los cambios sociales provocaron nuevas circunstancias para la
mujer donde el fumar le facilitaba la comunicación a través de lo que había
sido un código exclusivamente masculino. Esta situación provocó un disparo en
la cantidad de fumadoras, a tal grado que al final de esta guerra; el cuarenta
por ciento de las mujeres en Inglaterra eran fumadoras, treinta por ciento en
Australia y veinticinco por ciento en Estados Unidos.
Para 1964, cuando se publicó el primer reporte del
Cirujano General, el cáncer pulmonar era la causa número uno de mortalidad en
el sexo masculino y la quinta entre las mujeres. Las noticias acerca de los
efectos del consumo de tabaco en la salud, provocaron que las estrategias de
las tabacaleras hacia el mercado femenino se reforzaran.
Un ejemplo de ello, fue la campaña de la tabacalera
Philip Morris en la que se relacionaba el fumar con el movimiento de liberación
femenina, promocionando su marca Virginia Slims con el slogan %u201CNena, has
recorrido un largo camino%u201D. En 1981, en un artículo escrito por el director
ejecutivo de la cigarrera R.J. Reynolds describió el mercado de tabaco
destinado a las mujeres como %u201Cla mayor oportunidad para las tabacaleras%u201D.
Uno de los ejemplos más obvios del manejo de la
información por la industria del tabaco fue la campaña de introducción de los
cigarrillos Dakota por la R.J. Reynolds en 1990. Un plan interno de
mercadotecnia reveló que estos cigarrillos estaban destinados a %u201Cmujeres
viriles%u201D de 18 a 24 años, con bajo nivel educativo, que veían telenovelas y
asistían continuamente a bares. El Comité del Cirujano General refirió que este
plan estaba %u201C%u2026enfocado deliberadamente hacia mujeres de bajo nivel
socioeconómico con alto riesgo de embarazarse%u201D. Esta estrategia dio tal
resultado que las estadísticas actuales revelan que este grupo de mujeres no ha
disminuido su consumo y además son más susceptibles a continuar fumando durante
el embarazo. Un ejemplo más de las estrategias de mercado en torno al consumo
de tabaco e la mujer es la reciente creación de la %u201CVaquera de Marlboro%u201D
(Cowgirl), empleada actualmente en comerciales transmitidos en cines de
Alemania. En esta campaña como en la del vaquero de Marlboro se destacan
valores como libertad, aventura, seguridad y confianza, los cuales según los
publicistas serán %u201Cuna realidad tanto para mujeres como para hombres%u201D. De esta
manera las mujeres no sólo representan un foco de atención como consumidoras,
sino además su imagen y características son utilizadas a fin de atraer al
mercado masculino.
En 1998, el 90% de las películas realizadas en Hollywood
incluían escenas de fumadores, la mayoría relacionadas con actividades sexuales
y de relajación. Además de esto, en muchos países las tabacaleras patrocinan
actividades para atraer a las mujeres como: eventos deportivos, desfiles de
modas, exposiciones de arte y otros en los que se obsequian ropa, accesorios o
bien se ofrecen cigarrillos.
En Estados Unidos el número de fumadores se ha
incrementado especialmente entre mujeres de estrato socioeconómico bajo, sin
embargo, gracias a las estrategias de prevención que se han aplicado desde la
década de los setentas, se espera una reducción del tabaquismo entre las
mujeres en edad reproductiva.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, actualmente alrededor de 60 millones de mujeres carecen de dos
derechos humanos básicos: educación y salud, la mayoría de estas mujeres son
habitantes de los países en vías de desarrollo como América Latina donde la
baja condición social de la mujer, las diferencias de género así como la
carencia de expectativas de desarrollo y la doble jornada laboral, han sido
algunos de los motivos que determinaron el incremento en el número de
fumadoras. Así mismo, la urbanización masiva y los cambios demográficos
ocasionan que la mujer de desenvuelva en un ambiente estresante encontrando una
respuesta a sus presiones en el cigarro, a través del cual expresa su
inconformidad y rebeldía ante su situación social.
Aunque la participación creciente de la mujer en la
actividad económica supone una mejoría en su condición social, ésta tiene un
mayor desgaste físico y mental por la doble función que desempeña: productiva y
reproductiva.
Por otra parte, es importante mencionar que las grandes
compañías tabacaleras han volcado sus estrategias publicitarias hacia los
países del tercer mundo, ante la expectativa de perder adeptos en los países
desarrollados debido a las fuertes campañas antitabaco, En este sentido, la
publicidad refuerza los estereotipos que socialmente han rodeado al fumador,
con lo que el fumar adquiere un significado especial para cada individuo, esto
en gran medida debido a la asociación establecida entre el consumo de tabaco y
algunas situaciones personales. Un ejemplo de ello es la identificación de la
fumadora con mujeres exitosas, extrovertidas, rebeldes y sexualmente
atractivas.
El poder acceder a ciertos hábitos de consumo que antes
le estuvieron negados, como el alcohol y el tabaco, es para la mujer un escape
a sus condiciones agobiantes. Es una actividad que según la publicidad le
representa avance, progreso, libertad e igualdad. Paradójicamente, la mujer
pretende parecer más atractiva fumando, sin saber o sin querer reconocer, que
el tabaco le causará, entre otros efectos, arrugas prematuras, pérdida de
lozanía en la piel, aroma desagradable, manchas en dedos y dientes, además de
otros problemas de salud. Paradójicamente, la mujer quiere ser libre y se
convierte en esclava del cigarrillo.
En nuestro país, la mujer empezó a fumar alrededor de la
década de los sesentas, aún cuando no ha alcanzado el mismo porcentaje de
hombres fumadores, los datos estadísticos demuestran que cada vez hay más
consumidoras de tabaco. De acuerdo con los datos de la última Encuesta Nacional
de Adicciones de 2002, del total de fumadores (14 millones) más de 4 millones
son mujeres. Diversos estudios realizados en población mexicana han alertado
sobre el incremento del tabaquismo entre las adolescentes, el cual se reflejará
a futuro en la morbilidad y la mortalidad de padecimientos relacionados con
esta adicción.
Es urgente evitar que más mujeres se inicien en el
consumo de tabaco. De no lograrse el control del tabaquismo, sus costos
sociales, en salud y calidad de vida cada vez serán mayores e impactarán de
forma importante a la familia, al ambiente y a la sociedad en su conjunto.
Es necesario mejorar la calidad de vida y condición
social de las mujeres, para disminuir las desventajas de género, fomentar el
valor de la salud y fortalecer su autoestima en todas las etapas de su vida.
Asimismo, es indispensable informarle sobre los riesgos que representa el
fumador como una forma de contrarrestar las campañas publicitarias de las
tabacaleras. En la segunda parte de este artículo halaremos acerca de los daños
que produce el tabaco en el organismo de la mujer.