Incrementa hasta 90% la posibilidad de que sobreviva el bebé que estaba en riesgo de morir
Se aplica en casos de hernia fragmática o en embarazos gemelares que comparten una placenta
El Instituto Nacional de Perinatología (INPer) de la Secretaría de Salud iniciará el Programa de Cirugía Fetal, el primero en el país, a través del cual se podrán corregir algunos tipos de malformaciones congénitas en el bebé antes de su nacimiento y con ello, salvarles la vida o evitar consecuencias severas como la discapacidad.
Por ejemplo, hay embarazos gemelares que comparten una placenta pero están en dos bolsas amnióticas, lo que puede ocasionar que uno de los bebés se sobrecargue y presente insuficiencia cardiaca y el otro tenga restricción en el crecimiento y peso muy bajo, con su consecuente riesgo de morir de hasta 90% cuando esta condición es severa.
El Jefe de la Unidad de Cirugía Fetal del INPer, Mario Guzman Huerta, explicó que con técnicas de fetoscopía -corrección de algún problema entrando por dos puertos al útero sin abrirlo- y rayo láser se interrumpe la circulación de arterias y venas de la placenta para dar a cada bebé una circulación individual, con lo cual mejora la sobrevida hasta 85%. También reduce hasta 40% el riesgo de daño neurológico que provocan esas descompensaciones, con un importante impacto sobre la mortalidad y la morbilidad de los pacientes.
Otro ejemplo donde funciona este tipo de cirugía es en la hernia fragmática, añadió, que se produce cuando falla la formación del diafragma que se encuentra en el tronco, lo que ocasiona que el contenido abdominal migre hacia la parte torácica, impidiendo que se desarrollen los pulmones. La falta de este órgano ocasiona que el recién nacido fallezca al momento de nacer, a pesar de que se cuente con especialistas y tecnología de vanguardia.
Por medio de fetoscopía y revisión directa, se va directamente hacia la traquea del bebé y se coloca un balón que la obstruye, con el objetivo de que el líquido que normalmente se produce en los pulmones, se quede atrapado y de esta manera se desplace el tejido hacia el abdomen, permitiendo el crecimiento pulmonar, con hasta 85% de posibilidad de que el recién nacido sobreviva.
El especialista aclaró que el programa está dirigido no únicamente para pacientes del instituto, sino de Latinoamérica, para lo cual se trabaja con una red hospitalaria con 20 centros en la República Mexicana, Centroamérica y Sudamérica, como el Hospital de la Mujer de Chiapas, el cual cuenta con personal que recibió entrenamiento en el INPer para la detección de esos casos.
Dio a conocer que de 2 a 4% de los nacimientos tienen problemas estructurales; no obstante, sólo 10% se puede tratar quirúrgicamente. Por ejemplo, la anencefalia, que es un defecto del tubo neural en el que no hay hueso, no se puede hacer nada antes ni después del nacimiento.
Otro grupo de alteraciones que no se corrigen con cirugía fetal es el labio y paladar hendido, porque se puede tratar de forma exitosa cuando nazca el bebé. En cambio, si se interviene a la semana 28 o 30 de gestación, se corre el riesgo de que nazca antes de tiempo, se infecte o sea de bajo peso.
Puntualizó que en la Unidad de Medicina Fetal no sólo se realiza cirugía fetal, sino se resuelven otros problemas prioritarios que son más frecuentes como el de los bebés que nacen con bajo peso porque se les rompe la membrana, nacen antes de tiempo, tienen restricción en el crecimiento o pueden tener daño neurológico o respiratorio, debido a que sus madres desarrollaron hipertensión o diabetes.
EL Jefe de la Unidad de Medicina Fetal precisó que en las mujeres con diabetes primero se les controla la enfermedad, de lo contrario, en la primera etapa del embarazo hay mayor riesgo de defectos estructurales, tienen bebés de alto peso que acumulan una gran cantidad de grasa y líquidos, lo que dificulta el momento del nacimiento, porque se les baja su glucosa y, en consecuencia, tienen daño neurológico, descompensación de electrolitos e incluso fallecen.
Además, los hijos de madres diabéticas desarrollan obesidad infantil y cuando sean adultos, enfermedades cardiacas, diabetes y síndrome de mal función de su sistema endocrino.
Lo que se hace es una revisión fetal neurológica, cardiaca, del peso, de seguimiento de alguna alteración estructural, es decir, “partimos del feto para saber si tiene repercusión por las enfermedades maternas”, concluyó.