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México D. F.- Expertos mexicanos y estadounidenses concluyeron que la contaminación atmosférica de la ciudad de México afecta el desarrollo pulmonar de los niños que habitan la capital mexicana, según un estudio publicado en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.
La doctora Rosalba Rojas Martínez del Instituto Nacional de Salud Pública, encabezó al equipo que encontró que la inhalación de ozono, micropartículas y dióxido de nitrógeno está asociada a problemas en el desarrollo pulmonar de niños en edad escolar.
%u201CAunque no podemos identificar fuentes específicas, el efecto probablemente se debe a los gases producidos por los vehículos%u201D, indica el reporte.
En la investigación realizada entre 1996 y el 2002)- participaron mil 819 alumnos de 39 escuelas en diversas colonias del Distrito Federal, con un promedio de edad de ocho años al inicio de los trabajos. Posteriormente se agregaron otros mil 351 escolares de edad similar. Los niños fueron objeto de pruebas de capacidad pulmonar cada seis meses.
Las escuelas fueron seleccionadas por su proximidad a estaciones de monitoreo de la calidad del aire, específicamente en Plateros, Hangares, Taxqueña, la Lagunilla, el Pedregal, la Merced e Iztapalapa.
Aunque no está claro que el déficit de desarrollo pulmonar sea permanente, los especialistas establecen que %u201Cestudios previos han reportado fallas de largo plazo en la función pulmonar asociadas con contaminantes aéreos%u201D.
Como parte de las conclusiones de la investigación, se resalta el hecho de que el déficit en la función pulmonar puede elevar el riesgo de desarrollar enfermedades obstructoras de los pulmones, así como padecimientos cardiovasculares y el índice de mortalidad general.
Los autores del estudio se pronunciaron por medidas más estrictas para controlar la contaminación del aire con el fin de proteger el crecimiento pulmonar de los niños que viven en la ciudad de México.
Rojas Martínez explicó que a pesar de que los niveles promedio de contaminación han disminuido, se requiere continuar con acciones para reducirla. El proyecto contó con el respaldo del Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología (CONACYT) y el Centro Nacional para la Salud Ambiental del Centro para Control de Enfermedades de Estados Unidos.
